jueves, 17 de abril de 2008

Opinión

Joce Daniels, cronista genial
Por Nancy Perez Bello
Directora de la RevistaMomento

Nació en la Albarrada de Talaigua Nuevo, el 28 de julio de 1948, en el hogar formado por don Tomás Daniels y Doña Dona García. Dedicado a la docencia, actividad que combina con la investigador, narrador, ensayista, mitólogo y cronista genial, si así como alguna vez dijera de él el escritor Martiniano Acosta, que “es un pintor con la palabra”. profesionalismo y su genialidad, para manejar con propiedad el idioma pintar lo que le rodea o se imagina. Sus crónicas desde el punto de vista del periodismo son frescas y oportunas en
En este primer volumen de Crónicas publicadas en El TIEMPO Caribe, Daniels muestra su maestría y virtuosismo, su agudeza y olfato para la información, su el momento en que se quieran leer. Ninguna está muerta, viven y vibran por la temática y por su contenido.
Siguiendo la línea en que se ha mantenido, unas veces como narrador de cuentos y novelas y otras como ensayista o cronista, el ilustre Marqués de la Taruya, quizás es el más fiel escritor caribeño, ejemplo de identidad, autenticidad y naturalmente con un profundo sentido de pertenencia.
En estos escritos, el autor les imprime su espíritu y su alma como en otras épocas lo hiciera en sus Crónicas del Más Allá, que durante mucho tiempo publicó en el desaparecido Diario de la Costa de Cartagena, las Crónicas Ecológicas publicadas en la revista Costa Norte, sus columnas Balcón en Diario La Libertad y sus fascinantes notas en El Espectador- Costa.
Cada crónica es un tema, es un cuento, una fábula, una clase que enseña, ilustra y educa. De allí que habrá que leerlas, estudiarlas y analizarlas más de una vez, pues en Daniels, no basta una, dos o tres lecturas. Su lenguaje presenta tantos matices que nos obligan a sumergirnos más de una vez en esa fontana inagotable de conocimientos, en esa alfaguara amena y prolífica de que están hechas sus crónicas periodísticas de “Mi tiempo en el TIEMPO Caribe”.
En resumen, creo que Joce Daniels es un cronista genial, por su originalidad, por el apego a sus ancestros, a la cotidianeidad, y en especial porque nos lleva de la mano, nos atrae, nos pega a sus escritos, nos hace reír, nos enseña y educa, pero especialmente nos agrada y nos estimula el espíritu.

Santa Mara, 2004

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