domingo, 31 de julio de 2011

Grandes Compositores Vallenatos

Tras los orígenes de autores e
inmortales piezas del mundo vallenato
-Prologo al libro de Eddie Jose Daniels-

Quizás uno de los grandes dilemas que tuve para hacer esta nota era el de escribirla o no escribirla, no porque no tuviese el bagaje de enfrentarme a la obra sino porque a veces con mi hermano he tenido discrepancias respecto a algún punto de vista dentro de los tejemanejes de la creación o la investigación literaria, sin trasladar esos hechos de las páginas a la realidad, y naturalmente porque podría mirarse como un punto de vista muy favorable al autor por cuanto por sus venas corre el mismo río de taruyas florecidas que ha muchos años vimos en la Talaigua de nuestra infancia. No obstante, al final después de consultar durante cientos de lluvias y tibios amaneceres el espíritu de mi alma, de esta alma que algún día la pira voraz arramblará, decidí pergeñarla, porque si hay una persona que conoce a Eddie José, qué sabe de su vastísima cultura, de su apostolado como docente de lengua castellana, de sus cuidadosos estudios de lingüística y de literatura, de su casi enfermiza pasión por la música y especialmente por la música vallenata, cuya colección de piezas musicales es inmensa, soy yo desde que éramos niños y corríamos en el patio de la casa o nos íbamos a la playa a patear vejigas de puerco y luego ya en el Colegio Nacional Pinillos de Mompox, en donde fungió como un estudiante notable y casi que monitor de las clases de algunos docentes y hasta del mismo rector.

Fue así como leí y leo con una lupa cada uno de los veinticinco trabajos que conforman el Tomo I del libro Grandes Compositores de la Música Vallenata – Reflejos Biográficos, en el que el autor analiza la vida de veinticinco compositores ampliamente conocidos y laureados en el ámbito nacional y de paso curucutea aspectos de la vida y de aquellos momentos en que por arte de magia, de esa magia natural y prodigiosa que se cierne sobre muchos humanos ungidos por las Musas, escribieron sus canciones o la canción con la cual se inmortalizaron para bien de la Música vallenata y para honra del riquísimo folclor nacional, pero también para la literatura universal.

El gran mérito de esta obra radica en que desde el mismo momento en que se comienzan a leer los trabajos, ya que cada uno es independiente de otro, pega al lector con una base de sentimientos y de nostalgias al hacerlo evocar en cada nota particular dedicada a los compositores seleccionados su nombre, la canción que lo llevó al estrellato y un hecho histórico que ubica al lector mediante el recurso de la diacronía en un pasado remoto. Eddie José, con “ese”, que es un purista del lenguaje, vierte en este libro en que las palabras fluyen y fluyen con melodía, ritmo y musicalidad lo que podría llamar la empatía del lector, pues al ir leyendo y saboreando cada frase, oración, texto o párrafo este se sumerge más y más hasta encontrarse con una época lejana que lo transporta de la realidad.

La mejor nota de presentación que hace el narrador cuando presenta al autor estudiado es poner de epígrafe una estrofa de la canción tema del estudio, que devela como por arte de magia un horizonte ilimitado para adentrar al lector a ese mundo mágico de recuerdo, sagas y leyendas vallenatas en que se ve envuelto el mágico Caribe desde hace más de cinco décadas. A ello se suma el ingrediente natural o la mácula del autor al imprimirle una serie de elementos propios de la narración, colaterales con los hechos, en que aparecen los amigos, las parrandas, los festivales, otras canciones de la época y los momentos sublimes en que podría decirse que el compositor tuvo la genialidad de escribir su canción y verter en ella todo ese cúmulo de alma para escribir lo que estaba viviendo y vivir lo que estaba escribiendo y transmitirlo a los posibles lectores u oyentes.

Las crónicas dedicadas a cada compositor, ordenadas no de acuerdo con las cronologías de su edad, sino por orden alfabético, pero con fechas precisas de su grabación, nombres de quienes las llevaron a la musicología y el momento en que ingresan a la pléyade de grandes figuras del vallenato, inician con Alberto “Beto” Murgas Peñaloza y “Cariñito Mío”, hasta llegar a Tomás Darío Gutiérrez Hinojosa y su canción “Necesito de ti”. Así nos introducimos en un laberinto de nombres y canciones, canciones y nombres, agrupaciones folclóricas, fechas, hechos pasando por Álvaro Cabas Pumarejo y “Mi Rosalbita”, Antonio Serrano Zúñiga y “Reminiscencia”, Armando Zabaleta Guevara quien pregonará a los cuatro vientos “No voy a Patillal”; Camilo Namen Rapalino, el compositor que inmortalizará la amistad de padre e hijo al cantar “Mi gran amigo”, pero también sublimará los primeros años de la infancia con “Recordando mi niñez”. Carlos Huertas Gómez, el juglar que dirá su biografía al expresar que él es “el Cantor de Fonseca”. Edilberto Daza Gutiérrez, quien se consagra con “La Conquista” pero se inmortaliza porque grita orgulloso que es un “Patillalero de cepa”. Emiliano Zuleta Díaz, conocido como Emilianito, consagrado universitario que en su paso por la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja vive en medio de la incertidumbre del amor por sus dos novias. Emiro Zuleta Calderón, el insigne poeta del “Corazón vallenato”. Fernando Meneses Romero, compositor que vive el tormento de los “Momentos de Amor”. Freddy Molina Daza, el malogrado compositor de Patillal, que legó a las generaciones no solo Dos rosas, El amor sensible, sino también “Los tiempos de la Cometa”. Gustavo Gutiérrez Cabello, el compositor que a través de las notas de guitarra enviará mensajes de Confidencias. Hernando Marín Lacouture, quien se erigió a través de sus melodías en el defensor de “Los Maestros”. Ildefonso Ramírez Bula, quien a todos nos dio alegría al entregarnos una “Rosa Jardinera”. Julio Oñate Martínez, quien le canta al “Encuentro con Simón”. Leandro Díaz Duarte, el hombre que ve con los ojos del alma. Mateo Torres Barrera, compositor que se caracteriza porque él hace “Todo en chanza”. Máximo Movil Mendoza, quien le canta a “La mujer conforme”. Octavio Daza Daza, quien pone testigo de sus andanzas y aventura al “Río Badillo”. Pedro García Díaz, parrandero infatigable que andaba por ahí como un “Trovador ambulante”. Roberto Calderón Cujia, quien se enorgullece de cantar, de cantar al astro de su tierra, la “Luna sanjuanera”. Rosendo Romero Ospino, poeta que es su voz la que ilumina el universo en una “Noche sin luceros”. Santander Durán Escalona, quien le dio libertad a sus voces como esas cometas que vuelan al horizonte al lanzar sus “Palabras al viento”. Y lo agota con Sergio Moya Molina, a quien le dará el título de dos composiciones: “experto contrabandista de la mujer celosa”.

Aunque el libro seguramente ingresará a la prolífica bibliografía que ha tratado el tema del vallenato. Éste de una u otra manera se aleja del formato tradicional, pues además de la pureza del idioma con que está escrito, es una obra más académica y menos folclórica, más científica y menos tradicional. En ella no hay una sola frase suelta o evocación a las tradicionales anécdotas, muchas veces vulgares en que se mueve la vallenatología popular. Es un libro menos popular y más intelectual en que el autor quiere mostrar facetas de los compositores, facetas humanas, muchas veces desconocidas. Creo y posiblemente muchos de los lectores del libro estarán de acuerdo conmigo en que cada texto es un homenaje a los compositor seleccionados, ya que Eddie José enfatiza en algunos avatares generales conocidos, pero también en hechos particulares desconocidos que, además por su profundo contenido la convierten en una obra bibliográfica, en un texto de consulta obligada.

En fin podría decir mucho más. Pero será mejor que el lector se introduzca en la densidad de las páginas en que el lenguaje ameno, agradable, sencillo, poético y musical reina en cada una de los folios, que como una Espada de Damocles, también condena al autor. Pues lo obliga a seguir investigando, ya que cuando se publica un tomo, debe venir el otro y el otro y otro más. Y creo que Eddie José. mi hermano, tiene todas las armas para hacerlo. Mientras eso sucede, mientras va Tras los orígenes de autores e inmortales piezas del mundo vallenato introduzcámonos en la sinfonía de las más bellas canciones que pueblan el universo de los grandes compositores de la música vallenata.

Cartagena, la de Indias, 14 de mayo de 2011