jueves, 17 de abril de 2008

Comentarios a la Obra de Joce Daniels

“Me fascinan las Crónicas de Jocé Daniels, porque demuestra que está sumergido en el mundo Caribe”
(Consuelo Araujo Noguera, El Espectador)

“Joce Daniels, mi colega de la otra esquina, siempre que escribe me remonta a una nueva crónica, como la que acabo de leer, en la que habla del pirata Henry Hudson de Mañozca”
Jorge Valencia Salgado- Montería
(El Tiempo Caribe)

“No sabemos si lo que dijo el cronista Joce Daniels en su columna “Si Jorge Oñate cantara ópera…”, es realidad o fantasía, de todas maneras acá en Valledupar rompimos y quemamos los periódicos, porque el mejo de todos los vallenatos es…”
Varios Lectores
(Tiempo Caribe- Defensor del Lector)

“Daniels me sustrae, me atrapa, me llega al alma”(Irlena de Hoyos)




“Daniels es uno de nuestros mejores artistas de la palabra, él no escribe, pinta, narra y pinta”
(“Pinturas Narrativas de Joce Daniels”, Suplemento Literario de la Libertad, 1987, por Martiniano Acosta Santa Marta)

“Nadie mejor que este talaigüero, ha escudriñado el mundo Caribe, sus raíces y tradiciones. Cada Crónica es un trabajo serio, una enseñanza, una cátedra de limpieza y de manejo del Idioma”
(Juan Zapata Olivella- El Tiempo Caribe)

“Cuando leo las crónicas de Joce (sic) Daniels, me siento identificado con él. Pues el cronista no solo nos habla de lo que acontece en nuestro diario vivir, sino que también nos hace vibrar la fibra de la tradición y de los recuerdos de nuestra infancia ida. Además creo que contribuí en algo, porque fui su profesor de Castellano y Literatura en el Colegio Nacional Pinillos”
(Lic. Juan B. Arango, Guamal, Magdalena)

Opinión

Joce Daniels, cronista genial
Por Nancy Perez Bello
Directora de la RevistaMomento

Nació en la Albarrada de Talaigua Nuevo, el 28 de julio de 1948, en el hogar formado por don Tomás Daniels y Doña Dona García. Dedicado a la docencia, actividad que combina con la investigador, narrador, ensayista, mitólogo y cronista genial, si así como alguna vez dijera de él el escritor Martiniano Acosta, que “es un pintor con la palabra”. profesionalismo y su genialidad, para manejar con propiedad el idioma pintar lo que le rodea o se imagina. Sus crónicas desde el punto de vista del periodismo son frescas y oportunas en
En este primer volumen de Crónicas publicadas en El TIEMPO Caribe, Daniels muestra su maestría y virtuosismo, su agudeza y olfato para la información, su el momento en que se quieran leer. Ninguna está muerta, viven y vibran por la temática y por su contenido.
Siguiendo la línea en que se ha mantenido, unas veces como narrador de cuentos y novelas y otras como ensayista o cronista, el ilustre Marqués de la Taruya, quizás es el más fiel escritor caribeño, ejemplo de identidad, autenticidad y naturalmente con un profundo sentido de pertenencia.
En estos escritos, el autor les imprime su espíritu y su alma como en otras épocas lo hiciera en sus Crónicas del Más Allá, que durante mucho tiempo publicó en el desaparecido Diario de la Costa de Cartagena, las Crónicas Ecológicas publicadas en la revista Costa Norte, sus columnas Balcón en Diario La Libertad y sus fascinantes notas en El Espectador- Costa.
Cada crónica es un tema, es un cuento, una fábula, una clase que enseña, ilustra y educa. De allí que habrá que leerlas, estudiarlas y analizarlas más de una vez, pues en Daniels, no basta una, dos o tres lecturas. Su lenguaje presenta tantos matices que nos obligan a sumergirnos más de una vez en esa fontana inagotable de conocimientos, en esa alfaguara amena y prolífica de que están hechas sus crónicas periodísticas de “Mi tiempo en el TIEMPO Caribe”.
En resumen, creo que Joce Daniels es un cronista genial, por su originalidad, por el apego a sus ancestros, a la cotidianeidad, y en especial porque nos lleva de la mano, nos atrae, nos pega a sus escritos, nos hace reír, nos enseña y educa, pero especialmente nos agrada y nos estimula el espíritu.

Santa Mara, 2004

EL MITONARIO DANIELS

UN LIBRO NECESARIO PARA EL ALMA
Por Odiseo, rey de Ítaca


El Mitonario DANIELS, en el que el autor compromete a su progenie a seguir investigando, nos muestra de manera amplia y claramente explicada los mitos y la magia, que a lo largo de los muchos siglos han nutrido la fantasía y las religiones del mundo, dándonos a entender que entre estos conceptos en lo más profundo de su esencia por creer en un ser superior, no existe ninguna diferencia. He aquí el gran mérito de este libro, tan necesario para el alma y el espíritu, como alimentarnos cada día. Predestinado a estar siempre abierto a la consulta por todo el acervo que encierra, por los miles y miles de mitos, donde encontramos los dioses, las diosas y todos los endriagos que pueblan el Universo que, de manera extraordinaria, revelan la ilusión y la pródiga imaginación que ha tenido el hombre a través de los tiempos, y lo que es mejor, cómo en los lugares más remotos de la tierra siempre ha habido un scop, bardo, griot, shaman o poeta que ha imaginado y ha creado sus propios seres superiores.
Mitos nuevos que cada día surgen en el pensamiento de la humanidad y los mitos que vienen desde tiempos antiquísimos que, son reciclados de acuerdo con las conveniencias de cada pueblo que se los va apropiando.
Otro tanto sucede con la Literatura, cuya fuente inagotable es la mitología. Los trágicos griegos, los poetas latinos, Dante, Cervantes y Shakespeare, no eludieron el influjo del mito. Todo lo contrario, sus obras cumbres tienen un elemento esencial extraído de las entrañas de la mitología.
El MITONARIO DANIELS, sigue siendo realmente el libro de cabecera de escritores y periodistas, investigadores y pícaros, peluqueros y tenderos, vagos y meretrices, abogados y economistas, ingenieros y religiosos, papas y presidentes y toda clase de seres que habitan sobre la faz de la tierra. Uno de los grandes aportes de este libro es que nos trae las diferentes versiones de los mitos y en especial aquellos que fueron tratados desde la antigüedad por Herodoto, Pausanias, Homero, Hesíodo y lo que es mejor, cómo sus pensadores los fueron acomodando en los libros sagrados según los intereses. Sentenciado, como lo expresara el poeta Ricardo Vélez Pareja, Daniels está obligado a seguir rebuscando cada día mitos y más mitos, pues aún en este campo seguimos en pañales. Bueno, pero será mejor que sean los lectores quienes opinen sobre este libro maravilloso, quizás el más importante para el pensamiento de nuestro tiempo y para descubrir los enigmas que encierra mi propia vida.
Otros Comentarios
Es el libro más importante que ha llegado a mis manos, los mitos, las leyendas y la fantasía del mundo con sus dioses y demonios, pero lástima, me lo robaron”. (Patricia Díaz, Arquitecta)

“Esta es la obra más importante de Joce Guillermo y la que todo investigador debe tener en su biblioteca”. (Nacira Aljure, abogada, especializada en Derecho de Familia)

“Es el libro más ameno y agradable y el que más me ha llegado al alma” (Mara Berrocal, Gestora Cultural)

“Que vaina tan berraca, te la echaste, mi hermano” (José Sarabia, poeta)

“El diccionario de Mitos y Leyendas de nuestro compañero y maestro significa mucho para las letras nacionales, pero mucho más para su pueblo, Talaigua, porque es un paradigma que debemos imitar y un ejemplo para las nuevas generaciones” (Lucío Bravo, Rector del Colegio Departamental de Talaigua)

“Buena investigación, buen trabajo, que nos indica que aún hay mucha tela que cortar en materia de mitos y de fantasías” (Fausto Cantillo, docente de la Institución Educativa “Antonio Nariño”)

“Con el Mitonario DANIELS, de mi amigo y maestro de sancochos y vagabundearías, se completó el cupo en el Parnaso cultural del país” (Rafael Cenobio Medina Brochero, poeta irreverente)

“Ahora si tienen problemas los dioses que estaban asolapados, pues Joce Daniels, con la magia de su pluma, les reventó el escondite y nos reveló sus secretos y ancestros” (Libardo Muñoz, Periodista, Telesur)
“El Mitonario de Joce Daniels es un trabajo de investigación de mucho mérito, que bien merece el reconocimiento de la región y del país y que de alguna manera marca el destino de su autor, porque deberá comprometerse a seguir investigando el inagotable mundo de los mitos y de las leyendas” (Ricardo Vélez Pareja, El Universal, 20 de Junio de 1999).
“Desde que inicié la lectura del Mitonario Daniels, no podido desprenderme de él, por su contenido y por lo que representa para la investigación” (Sacerdote Manuel Bedoya, Párroco de Santo Domingo, en Cartagena)

“Joce, te felicito, has puesto en nuestras manos el maravilloso mundo de la mitología, de los fantasmas y los mohanes” (Everado Ramírez Toro, Q.E.P.D.)
“Con el Mitonario, Joce Guillermo, nos espantó los demonios y caimanes que molestaban nuestros sueños”.
(Simón Villamizar, investigador y ex alcalde de Santa Ana, Magdalena).

“Joce Guillermo nos sigue dando nuevas satisfacciones, fruto de ello es el Mitonario donde nos pasea por la fantasía de los mitos” (Ever Carpio Montesinos, Concejal de Talaigua Nuevo)
“Un libro muy interesante, además faltaba en el universo intelectual, pero no te olvides que los dioses, ángeles, brujas y mohanes, son invenciones de nosotros los poetas, pendejo” (José Ramón Mercado, poeta)

“Me enorgullezco de haber cargado al hijo de Dona y don Tomás, pues este es el premio que siempre había esperado: un libro de Mitos” (Etelvina Turizzo, ama de casa y directora de las Farotas)

“Interesante el diccionario, en mi pueblo es el libro que diariamente consultan, docentes, intelectuales y estudiantes” (Memo Zabaleta, ex secretario de Educación de Bolívar)

“El libro de Joce Guillermo es uno de los más valiosos aportes al pensamiento, a la investigación y a la literatura colombiana” (Oscar Árquez Vanstrahlen, Presidente de la Academia de Historia de Mompox)

Joce Daniels

El Fabulador de Pueblo Bonito
Por Libardo Muñoz
(Periodista)


“Daniels es uno de los más consagrados e innovadores ensayistas del Caribe colombiano, pues a veces los temas que trata, no sabemos si los analiza desde el punto de vista de la realidad o de la fantasía.
La obra Ensayos Literarios Caribeños, constituye uno de los más valiosos documentos de la creatividad del ilustre Marqués del Jagüey de la Taruya, pues en dichos trabajos muestra su faceta de maestro del ensayo en los que combina realidad y fantasía, sembrando siempre la duda y la inquietud en el lector que difícilmente logra establecer los linderos entre lo real y lo fantástico.
Trabajos tales como “El Mango Manjar de los Dioses”, “Mompox, ciudad Soñada”, “La fabulosa inmortalidad de los cuenteros”, “Francisco el Hombre, una leyenda de más de dos mil años” y “El subyugante Castellano Caribe”, son muestras fidedignas de una labor seria y consciente del fabulador de Talaigua.
En la pluma de Daniels el ensayo, donde combina fantasía y realidad, tristeza y alegría, tiempo y eternidad, adquiere vida y una dimensión cósmica. Todo se mueve como por arte de magia, y las cosas a medida que las describe las sentimos como si estuviesen dentro de nuestra alma.
Las palabras que vierte el narrador como una fuente inagotable de creatividad, nos llevan de la mano, nos pegan al escrito, nos imanan a las páginas del libro como si allí se escondiera un encantamiento desconocido, un hechizo radiante, como si hubiese un espíritu burlón, como si alguien nos amarrara con una liana de la que difícilmente uno se puede desatar. He ahí la deleite del fabulador de Pueblo Bonito, cuyas frases, como alguna vez dijera el escritor Martiniano Acosta, son verdaderas pinturas literarias”.

Cartagena de Indias, 2004

En torno a la obra de Joce Daniels

Retratos de una Cotidianidad antiestética
Por Fernando Fernández Palacio
Escritor, investigador, Magíster en Educación


Digamos que la vida es “una gran fiesta” donde no existen actos sino interpretaciones asumidas por invitados enajenados según el grado de alcohol o euforia, invitados que sin llegar a emborracharse se revisten de espíritus libres para demandar acomodo según sus expectativas: Como el pensante que busca su realización a través del conocimiento puro, pero sin llegar a ser sabio, pues es consciente de que allí corre el peligro de ahogarse entre sus reflexiones.
En los últimos años, como ha sido siempre en el llamado mágico Caribe, hemos vivido de fiesta en fiesta y solo se habla de la circunstancialidad vivida en cada una de ellas. Parece como si la sociedad, la naturaleza y los espíritus errantes estuviesen sumergidos en ese ambiente de frivolidad que todo lo envuelve.
De hecho, desde la época en que reinaba el Mito y el refrán, los pensadores visionarios han atraído miles de singularidades alternantes; no obstante, sin apoyarnos en Dilthey, Nietzche o Heidegger, que puede decirse son los más notables representantes de la captación de la fenomenología presente en singularidades no tangibles o basadas en observaciones biogenéticas, se debe estar consciente de que en el presente siglo, no solo se ha desarrollado la visión para averiguar cual es la mejor fiesta y participar en ella como invitado de primera fila, sino que ha llegado el momento en que el hombre sabe de su capacidad biográfica y conocedora de su cultura y de su visión para interpretarla: es la era en que el pensamiento del hombre ha comprendido que no existen “actos históricos” o fenomenológicos, sino “interpretaciones”, producto de espíritus que luchan por no dejarse endosar, y desarrollarse; que luchan por detectar e interpretar la realidad disimulada que los encierra: saben que no les llegará el desarrollo sino se generan espacios para que se geste la conciencia, razón y visión capaz de modelar las buenas interpretaciones que el humano pensante requiere para su interacción social.
Últimamente, luego de miles de batallas ontológicas, estéticas e intelectuales que hemos tenido que sostener para arribar al estado de pensamiento actual, y luego del nacimiento del imperio positivista que se gestó posterior a David Hume y a Tomas Hobbes, el hombre, o mejor dicho el invitado a esa singular fiesta lamentablemente se ha convertido en “utilitarista y pragmático”; que entre otras cosas significa que se ha emborrachado: invirtió sus valores y observa e interpreta inclinado hacia la tan lesiva “tecnocracia” que burdamente “sitúa la vida muy por debajo de las cosas materiales”. Y apoyados en conceptos muy en bogas en nuestros días tales como el especialismo y el dependencialismo y en la fecundidad del conocimiento opresor (agentes retardadores espirituales externos) ha creado grupos que cada día dividen más y más a los humanos.
Divisiones también, fruto de aparatos ideológicos que no solo tienen por objeto minimizar la visión humana, sino estropear la capacidad de interpretaciones de la realidad fluyente.
Sin embargo, aunque la situación se convulsiona cada día más y existe la posibilidad de abatirnos tratando de resolverla, no estamos solos. Desde tiempos antiquísimos y épocas remotas ha habido gente preocupada por descubrir y contrarrestar los posibles emisarios retardadores que de un modo u otro surjan. De allí que haya espíritus capaces de no dejarse enajenar, muy preocupados y comprometidos en el mejoramiento de la capacidad de interpretación del medio y de quienes lo rodean. ¡Joce Daniels es uno de ellos!. De manera sutil escarba, escudriña y curucutea la realidad y la exhibe de modo sarcástico y sincero al mismo tiempo. Arquetipo de esa realidad, para solo mencionar una crónica, es la minihistoria denominada “El pollino que fue senador”.
Joceda, como lo llamo cariñosamente en mi obra narrativa “Más de diez verdades sobre la Latinoamérica maldita”, es mordaz y rompe los cánones del periodismo literario. ¡Qué en últimas es lo que se requiere para vencer los agentes retardatarios que el medio nos ha ido imponiendo! Los títulos que selecciona para cada una de sus crónicas sintetizan y develan por medio de un lenguaje literario el mundo en que se mueve nuestra sociedad, sometida a los cánones de la tradición y lo signan como un verdadero periodista de opinión. Es como si Augusto Monterroso hubiese titulado su magno cuento: “Las ovejas negras que fueron fusiladas en Guatemala y Nicaragua”.
Daniels rompe con los esquemas y estereotipos de “producción de significado” que esboza el novelista y catedrático Humberto Eco. Y a mí me gusta el estilo y la forma de cada una de las crónicas de este libro, porque como en otros trabajos del mismo autor, choca de frente con el aparato ideológico que se ha instalado para enajenarnos. Los escritos de Joceda generan espacios para la gestación de un desarrollo humano honesto. De hecho él sabe y deja entender que el ser desarrollado no es fácil. Que implica poseer conciencia y razón, pues la autoconciencia por si sola no basta. En este sentido es bueno plantearnos honestamente este interrogante: ¿Cómo una sociedad que no ha leído textos como la República que fue escrita hace más de dos mil años puede desarrollarse? Cobra vigencia el silogismo lectura intensa = conciencia = buen uso de razón. Tal vez por eso sea que Joceda indague sobre mitos: ¡Para comunicarse y no alejarse tanto de su pueblo! Un pueblo que en la era heurística aún vive entre mitos y refranes. A través de sus escritos profundos y reveladores he llegado a admirarlo, pues se hacen indispensables y necesarios en nuestro medio, porque sin perjuicio alguno rompen con los anquilosados cánones de la prosa y exponen a la censura a su creador, ya que su único propósito es develar las circunstancias que obstruyen el desarrollo intelectual de la gente de nuestros pueblos.
Cartagena de Indias, 11 de enero de 2004